sábado, 23 de enero de 2010

Mario Benedetti

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.

El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañama siguiente se habia suicidado.

Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.

Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el proposito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas . Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando.Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».

El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.

viernes, 22 de enero de 2010

De mi querido Paulo...

Un gran maestro zen budista, responsable por el monasterio de Mayu Kagi, tenía un gato que era la pasión de su vida. Así, durante las clases de meditación, lo mantenía a su lado, para disfrutar lo más posible de su compañía.
Cierta mañana, el maestro – que era ya bastante viejo – apareció muerto. El discípulo de mayor grado ocupó su lugar.
-¿Qué haremos con el gato? – preguntaron los otros monjes.
Como homenaje al recuerdo de su antiguo instructor, el nuevo maestro decidió permitir que el gato continuase asistiendo a las clases de budismo zen.

Algunos discípulos de los monasterior vecinos, que viajaban mucho por la región, descubrieron que en uno de los más famosos templos del lugar, un gato participaba en las meditaciones. Y la historia comenzó a correr.
Pasaron muchos años. El gato murió, pero los alumnos del monasterio estaban tan acostumbrados a su presencia que buscaron otro gato. Mientras tanto, los demás templos empezaron a introducir gatos en sus meditaciones: creían que el gato era el verdadero responsable de la fama y la calidad de enseñanza de Mayu Kagi, olvidando que el antiguo maestro era un excelente instructor.

Transcurrió una generación, y comenzaron a surgir tratados técnicos sobre la importancia del gato en la meditación zen. Un profesor universitario desarrolló la tesis – aceptada por la comunidad académica – de que este felino poseía la capacidad de aumentar el nivel de concentración humana y eliminar las energías negtivas.

Hasta que apareció un maestro que tenía alergia por los animales domésticos y resolvió retirar el gato de las prácticas diarias con sus alumnos.
Se produjo una gran reacción negativa, pero el maestro insistió. Y como era un excelente instructor, los alumnos continuaron con el mismo rendimiento escolar, a pesar de la ausencia del gato.
Poco a poco, los monasterios – siempre en busca de ideas nuevas y cansados de tener que alimentar a tantos gatos – fueron eliminando a los animales de las clases. En 20 años comenzaron a surgir nuevas tesis revolucionarias, con títulos convincentes como “La importancia de la meditación sin el gato” o “Equilibrando el universo zen solo por el poder de la mente, sin la ayuda de animales”.

Pasó otro siglo y el gato salió por completo del ritual de la meditación zen en aquella región. Pero se necesitaron doscientos años para que todo volviese a la normalidad, ya que nadie se preguntó, durante todo ese tiempo, por qué el gato estaba allí.


martes, 19 de enero de 2010

Aplastamiento de las gotas (Julio Cortázar)

Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.

Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.



miércoles, 13 de enero de 2010

Sacudiendo el polvo

Hacía ya bastante que me daba una vueltecilla por aquí. Supongo que no tenía nada que contar.

Hoy ha sido un día raro. Intento de estudio matutino con la cabeza en la ciudad de las luces, sorpresa post-prandial, estudio interrumpido por la tarde...

"Así soy yo, terco, orgulloso, inocente y cabezón. Así eres tú, distante, adorable, culpable igual que yo"

Estos días de estudio empezaron soleados. Se tornaron blancos, con guerras de nieve, frío en los pies y pocas ganas de volver a cubierto. Después llegó el gris y la lluvia, y con ellos las pocas ganas de salir a la calle.

"Así soy yo, difícil por fuera, sencillo en mi interior. Así eres tú, blindada por fuera de frágil corazón"

Con un poco de suerte, mañana se acaba. Falta que se arregle un "pequeño" fallo técnico en la corrección del examen de ayer y salir al paso del de mañana. Espero que no haya más sobresaltos. Bastante hemos tenido con el día de hoy.

" Así soy yo, inquieto, sincero, tajante de un tirón. Así eres tú, carita de pena, sonrisa de ficción"

A parte de cultivar mi mente, he descubierto nuevas melodías. Grupos antiguos, canciones nuevas, sonidos sorprendentes... A pesar de lo que digan algunos, buena página la de la Rockola!

" Tú y yo..."

Y para los que estáis agobiados, los que no podéis más, los que ya estáis de vacaciones, los que lo estaremos dentro de poco... una divertida canción!